SACERDOTE: Instructor y mediador

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Y llevará Aarón los nombres de los hijos de Israel en el pectoral del juicio sobre su corazón, cuando entre en el santuario, por memorial delante de Jehová continuamente. Y pondrás en el pectoral del juicio Urim y Tumim, para que estén sobre el corazón de Aarón cuando entre delante de Jehová; y llevará siempre Aarón el juicio de los hijos de Israel sobre su corazón delante de Jehová.

Éxodo 28:29-‬30

Para la reflexión de hoy vamos a enfocarnos en alguna de las vestimentas de los sacerdotes y la función que debían desempeñar. A la vez hablaremos de Cristo Jesús como nuestro sumo sacerdote según la orden de Melquisedec delante de Dios.

1) La vestimenta del sacerdote

En los capítulos previos a la porción designada para esta semana, el personaje principal es Moisés, pero en la sección de estudio presente (28, 29, 30) quien resalta es Aarón y sus hijos. Los sacerdotes a razón de su ministerio y llamamiento debían llevar una vestimenta especial para ministrar en el tabernáculo de reunión, su vestimenta consta de lo siguiente: 1) el pectoral, 2) el efod, 3) el manto, 4) la túnica bordada, 5) la mitra, y 6) el cinturón (Éxodo 28:4).

De toda esta vestimenta, enfoquémonos ahora en el pectoral y el efod. El efod debía ser hecho de oro, azul, púrpura, carmesí, y lino torcido. En ella se debía poner dos piedras de ónice con los nombres de las doce tribus de Israel. Este efod servía como recordatorio de las doce tribus cuando el sacerdote estaba delante de Dios. A la vez el sacerdote junto al efod debía llevar el pectoral (pectoral del juicio) hecho del mismo material que el efod. En ella se debía poner cuatro hileras de piedras preciosas con los nombres de las doce tribus de Israel. Aarón cuando entre al lugar santísimo debía portar esta vestimenta especial, llevando consigo lo que acabamos de mencionar, el efod, el pectoral del juicio. Leamos en el texto de las Escrituras lo que acabamos de mencionar:

Y juntarán el pectoral por sus anillos a los dos anillos del efod con un cordón de azul, para que esté sobre el cinto del efod, y no se separe el pectoral del efod. Y llevará Aarón los nombres de los hijos de Israel en el pectoral del juicio sobre su corazón, cuando entre en el santuario, por memorial delante de Jehová continuamente. Y pondrás en el pectoral del juicio Urim y Tumim, para que estén sobre el corazón de Aarón cuando entre delante de Jehová; y llevará siempre Aarón el juicio de los hijos de Israel sobre su corazón delante de Jehová.

Éxodo 28:28‭-‬30

Todos los sacerdotes cuando debían oficiar en el tabernáculo de reunión debían llevar su vestimenta especial y portar en ella siempre el efod, pectoral de juicio más el urim y tumim. Cuando el sacerdote en oficio estaba delante de Dios, representaba a todo Israel. Por ello llevaba consigo los nombres de cada familia (tribu). Cuando estaba delante del creador, Dios miraba en el sacerdote a toda nación representada. En nombre del sacerdote todo el pueblo se acercaba a Dios. Pues el sacerdote tenía este deber y privilegio delante del creador. Sigamos con nuestra mente puesta en la vestimenta del sacerdote y miremos una vez más el pectoral y el efod:

1) El pectoral del juicio sobre el corazón del sacerdote. Nos enseña que Dios nos juzga y emite sus juicios constantemente. ¿Hay algo lindo y hermoso en ello? Claro que sí. Dios disciplina a todo aquél que toma por su hijo (Hebreos 12:4-11) esta obra de Dios nos muestra la relación que tiene un padre con su hijo, y como padre siempre busca lo mejor para sus hijos. Cuando fallamos o pecados Dios en su gracia nos corrige y disciplina. Esto es algo muy hermoso. ¿Tienes esta relación de padre e hijo para con Dios? ¿cómo está el trato de Dios para contigo?
2) El efod con los nombres de cada familia (tribu) de Israel. Nos enseña que los sacerdotes toda vez que estaban ministrando delante de Dios debían hacer memoria (recordar) de todo Israel en su intercesión. El sacerdote en oficio debía efectuar su labor para todo Israel en conjunto y por cada familia en particular. Esto nos enseña que Dios está pendiente de cada hijo suyo. El conoce nuestro nombre y según ello nos asiste a cada uno de nosotros. ¿Cómo vivirás de ahora en adelante al saber de este trato especial de Dios?

2) El sacerdote y su función

Ahora enfoquémonos en la persona del sacerdote. Los sacerdotes como personas apartadas de entre toda la nación, tenían el deber de enseñar la ley de Dios a todos los hijos de Israel, esta labor es muy loable, a manera de ejemplo se observa con mucha claridad en la vida del sacerdote Esdras. El trabajo de los sacerdotes no sólo se enfocaba en instruir a la nación la ley de Dios, sino también en ser intermediarios delante de Dios. Como intermediarios, ellos servían constantemente en el tabernáculo de reunión representando a Israel delante de Dios y una vez al año en el día de la expiación —yom kipur (Éxodo 30:10), el sumo sacerdote entraba al lugar santísimo para hacer expiación a favor de Israel.

¿Qué aprendemos del trabajo (ministerio) de los sacerdotes? El sacerdote (sumo sacerdote) es la persona más santa de todo Israel, no sólo ello, sino la persona más cercana a Dios que por medio de su ministerio se logra la expiación de los pecados para con Dios y así todo Israel pueda caminar delante de Dios limpios y sin mancha. Recordemos todo Israel está llamada para ser un reino de sacerdotes —lo mismo nosotros (gentiles) quienes nos hemos vuelto al autor de nuestras vidas por medio de Cristo Jesús. En ese sentido los sacerdotes son ejemplo de vida para todo Israel, para que como nación puedan iluminar a todas las naciones. Veamos que podemos aprender de su labor:

1) De su labor como instructor la ley de Dios. Es deber de nosotros los padres enseñar acerca de Dios y su voluntad a nuestros hijos. Nadie puede tomar este privilegio. Nosotros somos la primera instancia para educar a nuestros hijos, después de este orden, viene la congregación (iglesia) y el sistema educativo de las naciones en las cuales vivimos.
2) De su labor como intermediarios delante de Dios. Los padres somos puestos también para servir como intermediarios ante Dios para con nuestros hijos. ¿Cómo es esto? Los padres estamos en una posición de autoridad sobre nuestros hijos. En ese sentido Dios también va pedir cuentas de la vida de nuestros hijos. Pero no sólo ello, también estamos en una posición (autoridad) desde la cual podemos clamar a Dios por misericordia a favor de ellos, si están desviados de los caminos de Dios de seguro nuestro hacedor prestará oído a nuestro clamor según su soberana voluntad.

Si tenemos tremendo privilegio delante de Dios ante nuestros hijos, ¿cómo estamos ejerciendo nuestra labor de sacerdotes (instructor y mediador)? Si observa que está siendo negligente en su deber, pida a Dios gracia y misericordia para cumplir de manera responsable su deber a pesar de los resultados que pueda observar. Si cumplimos nuestro deber como tal y nuestros hijos se apartan voluntariamente de los caminos de Dios, no seremos culpables de esa elección, pero aún cuando estén en estos caminos debemos tener presente nuestro trabajo hasta los últimos días de nuestra vida. Cuando cada uno de nosotros cumplamos esta misión seremos sal y luz para esta tierra. Este es el modelo de Dios para llevar redención a todas las familias de la tierra.

3) Cristo Jesús como sumo sacerdote

También quiero enlazar esta enseñanza con la obra del Mesías. Cristo Jesús aunque no nació de la tribu de Leví (a quien pertenece el sacerdocio), es sumo sacerdote delante de Dios según la orden de Melquisedec, es decir según el designio divino (Hebreos 7:1-10:39). Gracias a su vida y sacrificio podemos tener acceso al lugar santísimo (Dios), obtener la expiación de nuestros pecados, no como en la orden de Aarón solamente una vez al año en el día de la expiación (yom kipur), sino una vez y para siempre (Hebreos 9:23-10:23). Teniendo esta obra expiatoria a nuestro alcance y beneficio, podemos clamar a Dios para que pueda hacernos limpios y sin mancha delante de él por medio de su hijo, y clamar por misericordia a favor de las personas que están bajo nuestra responsabilidad (autoridad).

Cristo Jesús en su labor de Mesías como sumo sacerdote enseñó la ley de Dios y entregó su vida como expiación por los pecados de su pueblo, luego ascendió a la diestra del padre para interceder a favor de su pueblo (Romanos 8:34). Este mismo Cristo está aún hoy está para enseñarnos la ley de Dios, esto lo vemos en los evangelios y en las cartas de sus apóstoles. Debemos sentarnos a sus pies y aprender la ley de Dios bajo su dirección. Por su muerte logró expiación de pecados y ahora intercede por los suyos. No sólo debemos estar en la posición de beneficiarios sino también en seguir el ejemplo de Cristo en su función como sumo sacerdote —instructor de la ley de Dios e intermediario supremo.
Nosotros como discípulos de Cristo que tenemos a tal sumo sacerdote imitemos también su ejemplo, trabajaremos en instruir en la ley de Dios a las personas que Dios pone bajo nuestra responsabilidad. Lo primero nuestra familia, luego a los hermanos en la fe por causa de Cristo y al mundo que no conoce la voluntad divina. Como intermediarios, podemos clamar a Dios por redención para nuestra familia y recordarnos también de la familia en Cristo (iglesia) y también por las personas que no conocen a Dios.
Nuestra fe y unión a Cristo, no sólo sea como beneficiarios sino activa en seguir su ejemplo. Si Cristo es sumo sacerdote delante de Dios, también nosotros servimos como sacerdotes de Dios en nuestra familia, en la congregación y en el pueblo donde nos permite vivir nuestros días.

La voluntad de Dios se cumpla en nuestras vidas. Amén!!!.

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